FATIMA - PORTUGAL - 1917
"Yo no puedo dar la fecha exacta, me parece que fue en 1915 que la primera aparición ocurrió. Hasta donde yo puedo juzgar, fue el ángel, aunque en este tiempo él no se hizo conocer. Pienso que esto debió ocurrir entre los meses de abril a octubre en el año 1915.
Mis tres compañeras llamadas Teresa Matías, y su hermana María Rosa y María Justina, estaban conmigo en el sur de la ladera de Cobeco. Estábamos justo comenzando a rezar el Rosario cuando vi, posado en el aire, arriba de los árboles que se extendían hacia abajo del valle, lo que pareció ser una nube en forma humana, más blanca que la nieve y casi transparente. Mis compañeras me preguntaron qué era aquello. Yo les dije que no sabía. Esto ocurrió en dos ocasiones más, pero en diferentes días.
Esta aparición causó una cierta impresión en mí, la cual no sé explicar. Poco a poco esta impresión se extinguió y esto no ocurrió con los eventos siguientes; creo que los he olvidado completamente. No puedo decirles la fecha con certeza porque, en esa época no sabía contar los años, los meses ni los días de la semana. Pero pienso que debió haber sido en la primavera de 1916 que el ángel se nos apareció por primera vez en nuestra Loca do Cobeco.
Como he escrito en mi informe de Jacinta, nosotros trepamos a la colina para alcanzar las ovejas. Después de haber almorzado y haber dicho nuestras oraciones, comenzamos a ver, a cierta distancia, arriba en los árboles, junto a la ladera este, una luz más blanca que la nieve y en forma de un hombre joven, transparente y más brillante que los rayos del sol que atraviesa un cristal. Él se fue acercando y podíamos distinguir más y más su figura. Nosotros nos sorprendimos y enmudecimos de sorpresa.
Cuando nos alcanzó, dijo: "No teman, yo soy el ángel de la paz. Recen conmigo". Nos arrodillamos en la grama; él se inclinó hasta que con su cabeza tocó la tierra. Llevados como por un impulso sobrenatural, hicimos lo mismo y repetimos las palabras que le oíamos decir:
"¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Yo te pido perdón a tí por todos aquellos quienes no creen, no adoran, no esperan y no te aman!".
Habiendo repetido estas palabras por tres veces, él se irguió y dijo: "Recen así. Los corazones de Jesús y María están atentos a las voces de vuestras súplicas". Luego desapareció.
La atmósfera sobrenatural que nos envolvió fue tan intensa que estuvimos por largo tiempo como fuera de nosotros mismos, permaneciendo en la misma postura, en la cual nos había dejado y continuamos repitiendo las mismas oraciones. La presencia de Dios era tan íntima que no nos atrevimos a hablamos unos a otros. Al día siguiente, estábamos todavía inmersos en esta atmósfera espiritual, la cual comenzó a desaparecer gradualmente.
No se nos ocurrió hablar de esta aparición. Pensamos que era recomendable guardarla en secreto. La propia aparición impuso secreto. Fue tan íntima, que no es fácil hablar de esto.
La segunda aparición debió ser en pleno verano, cuando el calor del día era tan intenso que nosotros tuvimos que llevar nuestras ovejas a casa antes del medio día y sólo permitirles salir en la tarde.
A la hora de la siesta fuimos bajo las sombras de los árboles. De pronto vimos al mismo ángel, a la derecha de nosotros. "¿Qué están haciendo? preguntó. ¡Recen! ¡Recen mucho!. Los corazones de Jesús y María tienen sobre ustedes designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo". ¿Cómo vamos nosotros a sacrificamos?, pregunté yo. "De todas las cosas pueden hacer un sacrificio y ofrecerlo a Dios como acto de reparación por los pecados por los cuales él es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores. Tú así traerás paz sobre tu país. Yo soy el ángel guardián, el ángel de Portugal. Sobre todo acepta y soporta con sumisión los sufrimientos que el Señor te envía".
Estas palabras fueron indeleblemente impresas en nuestras mentes. Ellas eran como una luz que nos hacía comprender quién era Dios; cómo nos amaba y quería ser amado; el valor del sacrificio; cómo le agradaba esto y cómo a cuenta de ello convertía a los pecadores. Fue por esa razón que comenzamos a ofrecer al Señor nuestras mortificaciones; no procuramos buscar otras mortificaciones y penitencias, excepto el postrarnos por tierra horas seguidas, repitiendo las oraciones que el ángel nos había dicho.
Me parece que la tercera aparición debe haber sido en octubre o quizás a finales de septiembre. Como he estado escribiendo, en mi informe sobre Jacinta, nosotros fuimos un día de Pregueira a Lapa. Allí rezamos el Rosario y las oraciones que el ángel nos había dicho en la primera aparición.
Mientras estábamos allí, el ángel se nos apareció por tercera vez; traía en las manos un cáliz con una hostia de la cual caían dentro del cáliz algunas gotas de sangre. Dejando el cáliz y la hostia suspendidos en el aire, el ángel se postró en tierra y repitió esta oración por tres veces: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencia con las cuales él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su santísimo corazón y del corazón inmaculado de María, pido a Vos la conversión de los pobres pecadores".
Luego levantándose, tomó de nuevo el cáliz y la hostia en sus manos. El me dio la hostia a mí y a Jacinta y a Francisco les dio el contenido del cáliz a beber, diciendo al mismo tiempo: " Tomad y bebed el cuerpo y la sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por la ingratitud de los hombres. Reparad esos crímenes y consolad a vuestro Dios". De nuevo se postró en tierra y repitió con nosotros tres veces más, la misma oración: "Santísima Trinidad..." y luego desapareció.
Impelidos por el poder sobrenatural que nos envolvió, imitamos todo lo que el ángel había hecho, postrándonos en la tierra como él hizo y repitiendo las oraciones que él dijo".
Domingo 13 de mayo de 1917. En la Cueva de Iría.
"Yo estaba jugando con Jacinta y Francisco. Repentinamente vimos lo que parecía un relámpago. "Mejor nos vamos a casa", le dije a mi prima. "Ese relámpago puede significar que tendremos tormenta". "Pues sí, respondieron".
Comenzamos a bajar la pendiente apurando las ovejas a lo largo del camino. Estábamos más o menos a la mitad del camino y casi al nivel de una encina. Paramos allí, cuando vimos otro relámpago. Habíamos avanzado sólo unos pasos más, cuando allí frente a nosotras, sobre una pequeña encina, contemplamos
a una Señora toda vestida de blanco. Ella era más brillante que el sol e irradiaba una luz más clara e intensa que un globo de cristal lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos más ardientes del sol.
Sorprendidos por la aparición, nos detuvimos. Estábamos tan cerca, justo a unos pasos de ella, que estábamos bañados en la luz que la rodeaba, o más bien, que irradiaba de ella. Luego nuestra Señora nos habló:
"No tengan miedo. No les haré daño".
¿De dónde eres?
"Yo soy del cielo".
¿Y qué quieres tú de mi?
"Yo he venido a pedirte que vengáis aquí, seis meses seguidos, en los días 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y qué quiero. Yo volveré aquí todavía una séptima vez".
"¿Puedo ir al cielo también?."
"Si, tú irás".
¿Y Jacinta?.
"Ella también irá".
¿Y Francisco?".
"El irá también, pero tendrá que rezar muchos rosarios".
Luego recordé preguntarle por dos muchachas que habían muerto recientemente. Ellas eran amigas mías y solían ir a casa para aprender a coser y a tejer.
¿Está María Das Neves en el cielo?
"Si, ella está". (Creo que ella tenía 16 años).
¿Y Amelia?".
"Ella estará en el purgatorio hasta el fin del mundo". (Me parece que ella tenía entre 18 y 20 años).
¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que él quisiera mandaros; como acto de reparación por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?.
"Si, queremos".
"Así pues, tendréis mucho que sufrir; más la gracia de Dios será vuestro consuelo".
Al pronunciar estas últimas palabras, nuestra Señora abrió sus manos por primera vez, comunicándonos una luz muy intensa, como un chorro de sus manos; estos rayos penetraron nuestros corazones y lo más íntimo y profundo de nuestras almas, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente de lo que nos vemos nosotros mismos en el mejor de los espejos. Entonces movidos por un impulso interior, que fue también comunicado a nosotros, caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: "¡Oh, Santísima Trinidad, yo os adoro! ¡Mi Dios, mi Dios, yo os amo en el Santísimo Sacramento!.
Después de unos momentos, nuestra Señora habló de nuevo: "Recen el Rosario cada día, para obtener la paz en el mundo y el fin de la guerra".
Luego ella comenzó a elevarse serenamente, subiendo en dirección al este, hasta que desapareció en la inmensidad del espacio. La luz que le rodeaba parecía abrir camino ante ella en el firmamento y por esta razón algunas veces decimos que vimos abrirse los cielos.
13 de Junio de 1917.
"Tan pronto como Jacinta, Francisco y yo habíamos terminado de rezar el Rosario, con algún número de personas que estaban presentes, vimos una vez más el relámpago. En los siguientes momentos, nuestra Señora estaba allí sobre la encina: exactamente igual que en mayo".
¿Qué es lo que queréis de mí? yo pregunté.
"Yo quiero que vengas aquí el día 13, del próximo mes y que reces el Rosario cada día y aprendas a leer. Después, yo te diré lo que quiero".
Yo pedí por la curación de una persona enferma.
"Si él se convierte, él se curará durante el año".
"Yo quiero pedirte que nos lleves al cielo".
"Si, yo llevaré a Jacinta y a Francisco pronto. Pero tú tendrás que estar aquí algún tiempo. Jesús desea servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi inmaculado corazón".
"¿Estaré yo aquí sola?", pregunté triste.
"No hija, ¿Y tú sufres mucho con eso? No te desesperarás. Yo nunca te abandonaré. Mi inmaculado corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios".
Cuando nuestra Señora dijo estas últimas palabras, abrió sus manos y por segunda vez, nos comunicó rayos de aquella luz. Nosotros nos vimos en esta luz como si estuviéramos inmersos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en una parte que se elevaba al cielo y yo en una que se esparcía sobre la tierra. En frente de la palma de la mano derecha de nuestra Señora, estaba un corazón rodeado y clavado de espinas.
Comprendimos que era el corazón inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad que quería reparación
13 de julio de 1917.
"Unos momentos después llegamos a la Cueva de Iría, cerca de la encina, donde un gran número de personas estaban rezando el Rosario; nosotros vimos el relámpago una vez más y un momento después nuestra Señora apareció sobre la encina"
"¿Qué quieres de mí?, pregunté".
"Yo quiero que vengas el 13 del próximo mes, que continúes rezando el Rosario, cada día en honor de nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz en el mundo y el fin de la guerra, porque sólo ella puede ayudarte".
"Yo quisiera pedirle que nos diga quién es usted y que hiciera un milagro, para que todo el mundo crea que se nos está apareciendo a nosotros".
"Continúen viniendo aquí cada mes. En octubre yo les diré quién soy y lo que yo quiero. Realizaré un milagro para que todos lo vean y crean".
Yo después le hice algunas preguntas pero no puedo recordar lo que fue. Lo que yo recuerdo es que nuestra Señora dijo que era necesario para estas personas rezar el Rosario para obtener estas gracias durante el año. Y ella continuó: "Sacrificaos por los pecadores y digan muchas veces, en especial siempre que hagan algún sacrificio: "¡Oh, Jesús, esto es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el inmaculado corazón de María!".
Cuando nuestra Señora dijo estas palabras, ella abrió sus manos como las dos veces anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego estaban los demonios y almas en forma humana, parecían brasas transparentes y negras o bronceadas, que flotaran en el incendio, llevadas por las llamas en el aire con las nubes de humo, cayendo por todos los lados, así como caen las chispas en los grandes incendios - sin peso o equilibrio - entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y nos hacían estremecer de pavor. Los demonios podían distinguirse por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, negros y transparentes, parecidos a carbones ardiendo. Aterrorizados nosotros miramos a nuestra Señora, quien nos dijo bondadosa y tristemente:
"Ustedes han visto el infierno para donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi inmaculado corazón. Si lo que yo te digo se hace, se salvarán muchas almas y habrá paz. La guerra está llegando a su fin; pero si no dejan de ofender a Dios, una peor sobrevendrá durante el pontificado de Pío XII. Cuando vean una noche iluminada por una desconocida luz, sabed que esta es la gran señal dada a ustedes por Dios, de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre, la persecución a la Iglesia y al santo Padre. Para impedir esto, yo vendré a pedir la consagración de Rusia a mi inmaculado corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieran a mi pedido, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, ella esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas, por fin mi corazón inmaculado triunfará. El santo Padre me consagrará a Rusia y ella se convertirá y será concedido al mundo un tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe; etc., esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí puedes decírselo. Cuando tú reces el Rosario, di después de cada misterio: "Oh, mi Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente aquellas más necesitadas de tu misericordia".
Después de esto, hubo un momento de silencio y luego yo pregunté:
"¿Hay alguna otra cosa más que usted quiere de mí?"
"No, yo no quiero más nada de tí, por hoy".
Luego, como antes, nuestra Señora comenzó a ascender, hacia el este, hasta que finalmente desapareció en la inmensidad del firmamento.
13 de agosto de 1917.
"Como he dicho lo que ocurrió en este día, yo no demoraré sobre esto aquí, pero paso a la aparición la cual, en mi opinión fue el 15 en la tarde. Como yo en esta época todavía no sabía contar los días de los meses, podría ser que estuviera equivocada. Pero yo todavía tengo una idea que fue en este día que nosotros regresamos de Vila Nova de Ourén.
Estaba acompañada de Francisco y su hermano John. Nosotros estábamos con las ovejas en el lugar llamado Valinhos, cuando sentimos que algo sobrenatural se aproximaba y nos envolvía. Sospechamos que nuestra Señora se nos estaba apareciendo y sentí mucho que Jacinta pudiera perder el verla. Nosotros pedimos a su hermano que la llamara. Como él no quería ir, le ofrecí dos pequeñas monedas y él corrió.
Mientras tanto, Francisco y yo vimos el relámpago. Jacinta llegó y un momento después vimos a nuestra Señora sobre la encina.
"¿Qué quiere usted de mi?"
"Yo quiero que continúes yendo a la Cueva de Iría el día 13 y que continúes rezando el Rosario todos los días. En el último mes, yo realizaré un milagro para que todos crean".
"¿Qué quiere usted hacer con el dinero que el pueblo deja en la Cueva de Iría?".
"Hagan dos literas. Una será llevada por tí y por Jacinta y dos muchachas vestidas de blanco; la otra por Francisco y tres muchachos. El dinero de las literas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y lo que sobre, sería para ayudar a la construcción de la capilla a ser edificada aquí".
"Yo quisiera pedir por la curación de algunas personas enfermas".
"Sí, curaré a algunas de ellas durante el año".
Después parecía muy triste, nuestra Señora dijo:
"Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los, pecadores; porque muchas almas van al infierno; porque no hay quien se sacrifique y rece por ellas".
Y ella comenzó a ascender como era usual, hacia el este.
13 de septiembre de 1917.
"Al aproximarse la hora, yo fui con Jacinta y Francisco, pero debido a la cantidad de gente alrededor de nosotros, sólo pudimos avanzar con dificultad. Los caminos estaban atestados de gente y todos nos querían ver y hablar... Otros, que no podían acercársenos, gritaban a distancia: "Por el amor de Dios pide a nuestra Señora que cure a mi hijo que es cojo...".
Todas las aflicciones de la pobre humanidad estaban presentes aquí. Algunos trepaban a los árboles y paredes para vernos y decirnos adiós.
Ahora, cuando leo el Nuevo Testamento acerca de aquellas escenas encantadoras de Nuestro Señor atravesando Palestina, pienso en todos aquellos que Nuestro Señor me permitió presenciar mientras todavía era niña, en estos pobres caminos y callejuelas de Ajustrel a Fátima y a la Cueva de Iría. Yo doy gracias a Dios, ofreciéndole la fe de nuestros buenos portugueses y pienso: Si esta gente se humillaba ante tres pobres muchachos, sólo porque ellos tenían la gracia misericordiosa de hablar a la Madre de Dios ¿Qué no hubieran hecho si vieran a nuestra Señora misma en persona ante ellos?...
Finalmente, llegamos a la Cueva de Iría y alcanzamos la encina; comenzamos a rezar el Rosario con la gente. Poco después vimos el relámpago y luego nuestra Señora apareció sobre la encina.
"Continúen rezando el Rosario para obtener el fin de la guerra. En octubre Nuestro Señor vendrá, también nuestra Señora de los Dolores y nuestra Señora del Carmelo. San José aparecerá con el Niño Jesús y bendecirá al mundo. Dios está complacido por vuestros sacrificios. Él no quiere que vayan a dormir con ropa, pero úsenla durante el día".
Yo le iba a pedir muchas cosas, la curación de algunas personas enfermas...
"Si, yo curaré algunos, pero a otros no, en octubre realizaré un milagro para que todos crean".
Luego nuestra Señora comenzó a elevarse como era usual y desapareció.
13 de octubre de 1917.
"Nosotros dejamos la casa bastante temprano, esperando que pudiéramos demorarnos a lo largo del camino. Masas de gente se amontonaban en el camino. La lluvia caía a torrentes.
Sobre la vía, las escenas del mes pasado, ahora más numerosas y conmovedoras, eran lo mismo. Nosotros llegamos a la encina en la Cueva de Iría. Una vez allí movidos por un impulso interior yo pedí a la gente que cerraran los paraguas y rezaran el Rosario. Poco después vimos el relámpago y después nuestra Señora apareció sobre la encina.
"¿Qué quiere usted de mi?"
"Te quiero decir que una capilla debe ser construida aquí en mi honor. Yo soy la Señora del Rosario. Continúen siempre rezando el Rosario cada día. La guerra va a su fin y los soldados pronto regresarán a sus casas".
"Yo tengo muchas cosas que pedirte: la curación de algunos enfermos; la conversión de pecadores y otras cosas".
"Algunos sí, otros no. Ellos deben enmendar sus vidas y pedir perdón por sus pecados".
Pareciendo muy triste, nuestra Señora dijo:
"No ofendan al Señor nuestro Dios más, porque él está demasiado ofendido".
Después abriendo sus manos ella hizo aparecer el sol y ascendió. El reflejo de su propia luz continuaba proyectándose sobre el sol mismo.
Después que nuestra Señora hubo desaparecido en la inmensidad del firmamento, vimos a san José con el Niño Jesús y a nuestra Señora vestida de blanco con un manto azul, junto al sol, san José y el Niño Jesús aparecieron bendiciendo al mundo. Ellos hicieron el signo de la cruz con sus manos. Cuando un poco después desapareció esta visión, yo vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora aparecer para bendecir al mundo, de la misma forma que lo había hecho san José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez más; esta vez representada como Nuestra Señora del Carmen".
(Cf. de "Fátima in Lucia's own words", Sister Lucia's Memmories. Editado por Fr. L Kondor, SV.D.1976. Impreso en Gráfica Almondina, Torres Novas, Portugal, págs. 154 a 172).
DATOS HISTÓRICOS DE LOS ACONTECIMIENTOS EN FATIMA
1907 - 22 de marzo: Nace Lucía en Aljustrel.
1908 - 11 de junio: Nace Francisco en Aljustrel.
1910 - 11 de marzo: Nace Jacinta en Aljustrel.
1915 - De abril a octubre: Lucía y tres compañeras, Teresa Matías su hermana María Rosa y María Justina, ven un ángel por 3 veces, poco se conoce acerca de estas apariciones.
1916 - Otras apariciones del ángel a los tres pastorcitos.
1917 - Los días 13 de cada mes, de mayo a octubre, apariciones de nuestra Señora a los tres pastorcitos, exceptuando agosto que apareció el día 19. El día 13 estaban presos en Vila Nova en Ourén...
1919 - 4 de abril: muerte de Francisco.
1920 - 20 de febrero: muerte de Jacinta en Lisboa.
1921 - 13 de octubre: permiso para celebrar la primera misa en la capilla de las apariciones.
1922 - 6 de marzo: la capilla de las apariciones fue dinamitada y destruida. Fue abierto proceso canónigo sobre las apariciones. Se nombra una comisión.
1923 - 13 de enero: Lucía comparece ante la Comisión.
1925 - Lucía entra en el convento de las Doroteas de Tuy (España)
1925- 10 de diciembre: Nuestra Señora se aparecea Lucía en Pontevedra y le pide que practique y publique la devoción de los primeros sábados del mes.
1928 - Se coloca la primera piedra en la Basílica.
1929 - Nuestra Señora se aparece a Lucía en Tuy y le pide se consagre al mundo a su Inmaculado corazón.
1930 - El Obispo de Leira publica una carta pastoral aprobando el culto a nuestra Señora de Fátima y declarando dignas de crédito las apariciones.
1931 - 13 de mayo: gran peregrinación de los obispos de Portugal a Fátima. Consagración de Portugal al inmaculado corazón de María.
1942 - 31 de octubre: 25 aniversario de las apariciones. El papa Pío XII consagra al mundo el inmaculado corazón de María.
1967 - 13 de mayo: 50 aniversario de las apariciones. Visita de su santidad el papa Paulo VI a Fátima.
1982 - 12 al 13 de mayo: Visita del papa Juan Pablo II a Fátima.
(Cf. "Era una Señora más brillante que el sol", por P.J. Marchi IMC,10 edición, Editorial "Missoes Consolata", 1983, pág.4 Fátima).
Es la aparición más conocida y aprobada. Aseguró la santísima Virgen (13-7-1917): "Al final mi corazón inmaculado triunfará, con la conversión de Rusia y un período de paz universal". Pero antes, y puesto que no hemos escuchado su petición de convertirnos: "Rusia propagará sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones resultarán aniquiladas..." A continuación dijo lo que todavía es secreto hasta que lo publique el Papa que lo conoce.
Sin embargo, parece claro que sigue refiriéndose al castigo. Lo confirma Tereza Musco (1943-1976), mística italiana de reconocida autenticidad (Cf. EGDA> junio 1980), a quien sobre el secreto de Fátima te declaró en 1952: "Fuego y humo sacudirán al mundo: las aguas de los océanos se convertirán en fuego y vapor; se levantará una espuma que desquiciará a Europa y sumergirá todo en una lava de fuego; los pocos elegidos que sobrevivan envidiarán a los muertos, porque a donde quiera que se mire no se verá más que sangre, muertos y ruina en todo el mundo. El mundo corre a su perdición. Tendrá lugar una gran guerra". Le predijo que el Papa no se atrevía a hablar del secreto por ser tan espantoso, pero que más tarde lo haría público (otro Papa).
Jacinta en Fátima vio después, una tarde: "Al santo Padre en una casa muy grande, de rodillas delante de una mesa, con las manos en la cara, llorando. Fuera de la casa había mucha gente y unos le tiraban piedras, otros le maldecían y le decían muchas palabras feas".
"¿Lo puedo decir?" le preguntó a Lucía, "No porque eso es parte del secreto y por ahí se descubriría". En 1941 lo narró Lucía en su tercera memoria, escrita por obediencia. "Si los hombres no se enmiendan - le dijo la Virgen a Jacinta en Lisboa - Nuestro Señor enviará al mundo un gran castigo, tan grande que jamás se ha visto otro igual".
La Madre Godinho, madrina de Jacinta, siendo aún aspirante al noviciado, estaba en el hospital de Lisboa donde murió Jacinta. Recibió sus confidencias y quiso ir a referirlas al Papa, pero como no pudo, se las dejó escritas conjuramento en una carta fechada en 1954 que se encontró en 1963, poco después de su muerte: "Hay un secreto en el cielo y otro en la tierra, y este último es horrible. Parece ser el fin del mundo y en ese cataclismo cada cosa se separará del cielo, que se volverá blanco como la nieve". El triunfo de Nuestro Señor vendrá, pero antes pasarán bastantes años porque no se cumple su voluntad, que se preparen - las hermanas - para el año 1972, porque los pecados de impureza y vanidad y el excesivo lujo traerán sobre el mundo tales castigos que causarán muchos sufrimientos al Santo Padre".
Jacinta insistirá también en que muchas almas se condenan, la mayoría por los pecados carnales y que las guerras no son sino castigos por los pecados del mundo.
Lucía, en diálogo con el famoso historiador Willian Thomas Walsh, al preguntarle en 1946, sobre la extensión por Rusia de sus errores: "¿Quiere eso decir que todos los países, sin excepción, serán dominados por el comunismo?" Contestó: "Si".
Respecto a España escribía en 1943: "La conversión de Rusia se realizará si los obispos de España atienden los deseos de Nuestro Señor y emprenden una verdadera reforma en el pueblo y en el clero (porque algunos conventos y muchos miembros de otros...) pero, si no, Rusia será una vez más, el castigo con que Dios los castigue".
Respecto a Portugal, predijo Jacinta que por sus pecados está amenazada de un terrible cataclismo social, con una guerra desbastadora, especialmente en Lisboa: "Todos los que puedan huyan de ella".
(Cf. "El tiempo que se aproxima según las profecías", por José Luis Urrutia, S.J. Madrid, Distribuido por Secretariado Reina del Cielo, 1983, Págs. 12 y 13).
Hoy día, Lucía Dos Santos, que es la única superviviente de los tres niños agraciados con estas revelaciones, tiene actualmente (1987) ochenta años de edad y se encuentra en la ciudad de Coimbra, en el Monasterio de Religiosas Carmelitas de Santa Teresa, con el nombre de Lucía del inmaculado corazón de María.
Entrevista con el p. Lombardi, SJ.
Este famoso padre jesuita, predicador fervoroso del movimiento por un mundo mejor, por mandato y sugerencias del papa Pío XII tuvo una entrevista con Lucía en el Convento de Coimbra. De ella queremos subrayar lo siguiente:
1.- Dígame si el "Mundo Mejor" (ella tenía noticia de este movimiento) es buena respuesta de la Iglesia a las palabras dichas por la Virgen.
R. Padre, esta renovación es ciertamente necesaria; de no hacerse vista la manera cómo se comporta actualmente la humanidad, sólo una limitada parte de la humanidad se salvará.
2.- ¿Cree en verdad que son muchos los que descienden al infierno? Yo espero que Dios salve a la mayor parte.
R. Padre, son muchos los que se condenan.
3.- ¿Es cierto que el mundo es una letrina de vicios... pero siempre queda una esperanza de salvación...?
R. No, padre, muchos se perderán.
(Cf. "Alerta Humanidad", por R. Adams y A. Bonicelli - 4a. edición, impreso por Villena, S.A., Madrid 1979, pág. 123).
Tercer secreto versión diplomática.
Lo que sigue es una versión, que se dice ser la "versión diplomática", del tercer secreto de Fátima:
"Sobre toda la humanidad vendrá un gran castigo, mas no ahora ni mañana, sino en la segunda mitad del siglo veinte. Lo que di a conocer en La Salette por medio de los niños Melania y Maximino, yo lo repito hoy día ante ti: "La humanidad no ha cambiado como Dios esperaba. La humanidad ha profanado y hollado con los pies el don que le ha sido dado. En ningún sitio reina el orden, Satán ha llegado hasta los más altos puestos y determina la marcha de los acontecimientos. Logrará introducirse hasta las más altas cumbres de la Iglesia. Conseguirá seducir el espíritu de los más grandes sabios que inventarán armas con las cuales se podrá aniquilar la mitad de la humanidad en pocos minutos. Someterá a los poderosos de los pueblos a su imperio y los llevará a la fabricación en masa de estas armas. Si la humanidad no lo impide me veré obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Si los que están a la cabeza del mundo y de la Iglesia, no se oponen a estos manejos, lo haré yo y rogaré a Dios, mi Padre, hacer venir sobre la tierra su justicia, y entonces Dios castigará mucho y más severamente que cuando lo hizo por medio del diluvio. Y los grandes y poderosos perecerán del mismo modo que los débiles y pequeños. Pero también para la Iglesia vendrá un tiempo de muy duras pruebas. Los cardenales se opondrán a los cardenales y los obispos a los obispos. Satán se introducirá en medio de sus filas. En Roma misma habrá grandes cambios. Lo que está podrido se cae y lo que se cae no debe mantenerse más. La Iglesia será oscurecida y el mundo precipitado en la confusión. La gran guerra vendrá en la segunda mitad del siglo veinte. Fuego y humo caerán del cielo y las aguas de los océanos se transformarán en vapor, lanzando sus espumas hasta el cielo y todo lo que está en pie se hundirá. Millones y millones de hombres perderán la vida de hora en hora y los que queden vivos en aquellos instantes envidiarán a los que hayan muerto. Habrá tribulaciones en todas partes donde se dirija la mirada y miseria sobre toda la tierra y desolación en todos los países. He aquí que el tiempo se aproxima cada día y el abismo se profundiza cada día más y no hay otra salida. Los buenos morirán con los malvados, los mayores con los pequeños, los príncipes de la Iglesia con sus fieles, los soberanos del mundo con sus pueblos; por todas partes reinará la muerte, levantada a triunfo por hombres extraviados, por lacayos de Satanás, que serán entonces los únicos soberanos de la tierra. Este será un tiempo al que no escapará ningún rey, ni emperador, ni cardenal, ni obispo y vendrá cuando sea justamente el momento, según designios de mi Padre, para castigar y vengar. Posteriormente, cuando los que sobrevivan a todo estén con vida, se invocará de nuevo a Dios y su magnificencia y se servirá de nuevo a Dios como en los tiempos anteriores a la perversión del mundo. Yo llamo a todos los verdaderos imitadores de mi Hijo Jesucristo, a todos los verdaderos cristianos, a los apóstoles de los últimos tiempos. El tiempo de los tiempos llega y el fin de los fines, si la humanidad no se convierte y si esta conversión no viene de lo alto, de los dirigentes del mundo y de los dirigentes de la Iglesia. Pero, qué desgracia si esta conversión no llega y si todo queda tal como está y si todo llega a ser peor todavía. Vete hija mía y anúncialo. Yo estaré siempre a tu lado ayudándote".
Una vez más se precisa que éste no es el mensaje auténtico y original transmitido por la santísima Virgen a la vidente Lucía, sino un extracto que circula en estos momentos (1979) por las cancillerías diplomáticas. El texto auténtico se asegura que es más duro y espeluznante. Traducido del periódico de Stuttgart "Neues Europa" del 15 de octubre de 1963.
Aunque publicamos este extracto, ya tan conocido y divulgado, tenemos la presunción de que es espúreo, porque es muy difícil que pudiera incluirse en una hoja de cuaderno ordinario que es lo que comprendía el texto original, según declaraciones del cardenal Octaviani, que lo ha leído.
(Cf. "Alerta Humanidad" por R. Adams y A. Bonicelli, 4a. Edición, Madrid 1979, págs. 132-133).
La revista mensual italiana "GESU" en su número de noviembre de 1984, publicó el texto de la entrevista que el periodista Vittorio Messori le hizo al cardenal Joseph Ratzinger sobre la devoción mariana y el tercer secreto de Fátima: Con respecto al tercer secreto de Fátima, dice el periodista, "¿Ha leído su Eminencia lo que se llama el tercer secreto de Fátima, que la hermana Lucía envió al Papa y no ha querido revelar sino que fuera archivado?". El cardenal responde: "Si, lo he leído". Y en cuanto a saber por qué no se ha revelado, él responde: "porque según el juicio de los papas, no añadirá nada a lo que un cristiano debe saber sobre la revelación:
1. Un llamado radical a la conversión.
2. La gravedad absoluta del momento histórico.
3. Los peligros que se presentan en la vida de la fe de un cristiano y del mundo.
4. La importancia de los últimos tiempos".
El cardenal prosigue: "Si no se publica, al menos por el momento, es para evitar que se confunda la profecía religiosa con el sensacionalismo. En efecto, el anuncio de castigos son condicionales, tales como trastornos de guerras nucleares, trastornos cósmicos; si se hace sin preparación podrá provocar todo el efecto contrario a lo que se busca; se sembrará el pánico y la desesperación.
En su conclusión, el cardenal se acoge a Juan Pablo II: "Pero las cosas contenidas en el tercer secreto de Fátima corresponden a las anunciadas en las escrituras y son confirmadas por otras muchas apariciones marianas, comenzando con las mismas de Fátima que ya conocemos. ¡Conversión y penitencia, son las condiciones esenciales para salvarse!".
(Cf. del periódico mañano canadiense "Le Royaume" № 29 de marzo de 1985. Pág. 8).
El secreto develado en parte por Juan Pablo II.
"No solamente la radio Vaticano, sino diversos periódicos y revistas, han reproducido la relación de unas manifestaciones dadas a conocer en Fulda, Alemania, en el viaje del papa Juan Pablo II, del 15 al 19 de Noviembre de 1980. Ante un grupo restringido de personas se le hicieron al Papa varias preguntas: ¿Qué hay del tercer secreto de Fátima? ¿No debía haberse publicado ya en 1960?: "Dada la gravedad del contenido, para no provocar a la potencia mundial del comunismo a tomar ciertas determinaciones, mis predecesores en el oficio de Pedro, han preferido diplomáticamente aplazar su publicación.
Por otra parte, a todos los cristianos puede serle suficiente saber esto: Si existe un mensaje en el que está escrito que los océanos inundarán partes enteras de la tierra, que de un momento a otro millones de hombres perecerán, no es el caso de andar gritando que se divulgue tal mensaje secreto. Muchos quieren saber sólo por curiosidad y por gusto sensacionalista, pero olvidan que el saber comporta una responsabilidad. Se busca solamente la satisfacción de la propia curiosidad y esto es peligroso si no se está al mismo tiempo dispuesto a hacer cualquier cosa, si se está convencido de que nada se puede hacer contra el mal".
En este punto el Papa tomó el rosario y dijo: "Aquí está el remedio contra este mal. Rezad y no pidáis más. Confiad todo lo demás a la madre de Dios. ¿Qué sucederá en la Iglesia? Debemos prepararnos para sufrir dentro de no mucho, grandes pruebas, las cuales exigirán de todos nosotros la disposición de hacer donación de la propia vida y una dedicación total a Cristo y por Cristo. Con vuestra oración y la mía, es posible mitigar nuestra tribulación, pero no será posible evitarla, porque sólo así la Iglesia podrá ser efectivamente renovada.
¡Cuántas veces la sangre ha brotado de la renovación de la Iglesia! Esta vez tampoco será de otra forma. Debemos ser fuertes, prepararnos, confiar en nuestro Señor y en su Madre santísima y ser asiduos en el rezo del Rosario".
Han sido muchos los periódicos y revistas en el mundo que se han hecho eco de estas manifestaciones tales como la revista alemana "Stime del Glaubens" de fecha octubre de 1981, la revista canadiense "Le Royaune" №15, octubre de 1983 y otras tales como las revistas "Sol de Fátima", "El Pasionario". "Roca Viva", etc.
¿Está completa la consagración Colegial de Rusia?
Sor Lucía dijo que la consagración de Rusia tendría sus efectos; pero añadió que todavía quedaba mucho que hacer. ¿Falta alguna cosa?.
Queda un acto muy importante que cumplir, que era imposible cumplir el 13 de mayo de 1982. Queda, para el santo Padre, la designación de un día determinado, para la consagración al inmaculado corazón de María de todos los obispos, en su catedral, en todo el mundo, uniéndose en un acto de consagración solemne y público.
Esta fase final podía venir, en un momento oportuno, en la historia mundial(...).
El 18 de mayo de 1936 Lucía escribió a su confesor y respondiéndole a las preguntas que le hizo sobre cuál era el motivo por el que el Señor no hizo la conversión de Rusia, sin este acto de consagración, contestó: "Porque quiero que mi Iglesia se entere que la conversión es un triunfo del inmaculado corazón de María, de modo que se extienda a continuación la devoción al inmaculado corazón de María junto a la del Corazón Sagrado de Jesús".
Lucía contestó que el Papa probablemente no la creería, a no ser que el Señor le moviera con una especial inspiración. Y el Señor respondió: "¡El Santo Padre! ¡Reza mucho por el Santo Padre! La hará, pero será tarde. Sin embargo, el inmaculado corazón de María salvará a Rusia. Está muy encomendada a ella".
Posteriormente Lucía explicó que la consagración viene demasiado tarde para prevenir la extensión de los errores de una Rusia atea por todo el mundo. Pero, sin embargo no viene demasiado tarde, pues la conversión de Rusia tendrá lugar cuando la fase final del acto consagratorio se haya completado.
El Santo Padre desea cumplirlo, pero necesita nuestras oraciones, y no podemos pensar que nuestras oraciones sean sinceras si no cumplimos los demás requisitos de nuestra Señora, ofreciendo cuanto Dios nos envíe como reparación por nuestros pecados y los pecados del mundo y haciendo uso del rosario y del escapulario para perseverar en la oración continua, haciendo de cada cosa un sacrificio, santificando cada momento de nuestra vida.
Así, como Moisés fue capaz de apartar la destrucción de su pueblo Israel mediante la oración, el pequeño número de fieles, puede apartar la aniquilación de naciones con ayuda de nuestra Señora que intercede por nosotros, ante Dios, en esta tremenda hora.
¿Por qué el retraso?. En otra carta a su confesor, el 15 de julio de 1940, Lucía escribió: "Como la consagración de Rusia al inmaculado corazón de María se cumplirá pero no de momento, así Dios quiere este camino para castigar ahora al mundo por sus crímenes. Lo merecemos. Más tarde escuchará nuestras humildes súplicas. Estoy muy triste, porque no se hizo. Entre tanto, muchas almas se pierden".
"El 18 de agosto de 1940 escribió Lucía:
"El santo Padre no lo hará ahora. Duda de su realidad y tiene razón. Nuestro buen Dios podía por muchos prodigios mostrar claramente que es él quien lo pide, pero toma esta oportunidad para castigar al mundo con su justicia por los muchos crímenes y prepararlo para un más completo retomo hacia él".
(Cf. la revista "Sol de Fátima". № 105, Gran Avenida, 128,28041 Madrid-España, Enero-Febrero 1986).
Lucia dice que se completó la consagración:
Querida Hna. María de Belén:
Recibí su carta y aunque tengo poco tiempo disponible, voy a responder a su pregunta que es: La Consagración del mundo, tal como Nuestra Señora pidió, ¿se ha hecho?.
En 31 -X-1942, la hizo Su Santidad Pío XII. Me preguntaron después si se había efectuado conforme Nuestra Señora había pedido; yo respondí que no, porque le faltaba la unión con todos los obispos del mundo.
La hizo después Su Santidad Pablo VI, el 13-V-1967. Me preguntaron si se había hecho tal como Nuestra Señora había pedido. Respondí que no; por el mismo motivo: faltaba la unión con todos los obispos del mundo.
La hizo su Santidad Juan Pablo II, el 13-V-l 982. Me preguntaron después si estaba hecha. Respondí que no. Faltaba la unión con todos los obispos del mundo.
Luego, este mismo Sumo Pontífice Juan Pablo II, escribió a todos los obispos del mundo pidiendo que se uniesen a ella, hizo trasladar la imagen de nuestra Señora de Fátima, la de la Capelinhaen Roma, en el día 25-11-1984, públicamente en unión de todos los obispos que se quisieron unir a Su Santidad, hizo la Consagración tal como Nuestra Señora le pidió. Me preguntaron, después, si se había hecho tal como Nuestra Señora había pedido y yo le dije que sí. Desde entonces está hecha.
Y, ¿por qué esta exigencia de Dios de que esta Consagración fuese hecha en unión con todos los obispos del mundo?
Porque esta Consagración es un llamamiento a la unión de todos los cristianos -Cuerpo Místico de Cristo, cuya cabeza visible es el Papa, único verdadero representante de Cristo en la tierra, a quien el Señor confió las llaves del Reino de los Cielos. Y de esta unión depende la Fe del mundo y, la Caridad que es el lazo que a todos debe unir en Cristo, como Él lo quiere y pidió al Padre: "Como Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos y Tú en Mí, para que ellos sean perfectos en la unidad y para que el mundo reconozca que Tú Me has enviado y los amaste, como Tú Me amaste a Mí"(Jn 17,21-23).
Como vemos, de la unión depende la Fe y la Caridad que debe ser el lazo de unión en Cristo, cuyo verdadero representante en la tierra es el Papa.
Un abrazo a tu madre y saludos a toda la familia. En unión de oraciones.
Coimbra, 29-VIII-1989.
SOR LUCIA
(Tomado de la revista "María Mensajera", № 108 de Enero de 1990. Editorial Círculo, COSO, 92, 2o-,
Drcha, 50001 Zaragoza, España).